El Baile y las emociones

 


Bailar proporciona múltiples beneficios a nivel psicológicos. El baile juega un papel fundamental en la evolución de las relaciones sociales, debido a su capacidad de vincular a los individuos emocionalmente, con independencia de las habilidades lingüísticas.

Esto convierte el baile en un lenguaje universal existente en todas las culturas. En 2009 se demostró que las personas nacemos con un sentido rítmico-musical, lo que hace que las ganas de moverse al ritmo de la música sea una capacidad innata de los seres humanos.

Hace muchos años que se sabe que la actividad física y la práctica de deporte proporcionan muchos beneficios físicos, ayudando por ejemplo a mejorar el funcionamiento de los aparatos respiratorios, circulatorios y óseos. Pero cuando bailamos, obtenemos los beneficios de la actividad física aeróbica, y también nos beneficiamos a nivel psicológico y emocional.

1. Bailar nos ayuda a conectar con uno mismo
Bailando se despiertan emociones y fantasías a través del movimiento, lo que facilita la expresión de sensaciones, emociones, sentimientos y estados de ánimo de forma natural y desinhibida. De esta manera podemos conectar con nosotros mismos y con las emociones que reprimimos, como la rabia y la ira, o la ansiedad y la angustia, que bailando pueden canalizarse de forma saludable, lo que ayuda al control emocional en el día a día.

Además, el baile es una forma de expresión creativa lo que ayuda a conectar con uno mismo, potenciando y fomentando la espontaneidad y la creatividad que llevamos dentro.

2. Nos ayuda a conectar con los demás.
Como hemos mencionado en las primeras líneas, bailar es una actividad social, lo que hace que proporcione muchas oportunidades de relacionarnos con otras personas. Asistir a clases de baile puede mejorar las relaciones interpersonales, ya que es un punto de encuentro para hacer amigos y mejorar el desarrollo de habilidades sociales.

Otro ejemplo de bailar como agente socializador lo podemos observar cuando los jóvenes llegan a la adolescencia (y se inicia el proceso de socialización secundaria), momento vital en el que es muy común que chicos y chicas comiencen a ir a discotecas. En este tipo de locales el efecto del baile actúa como desinhibidor y potenciador social, y nuevamente bailar y conocer gente nueva van de la mano.

3. Mejora el estado de ánimo.

Bailar supone una distracción placentera y relajante que hace disfrutar a prácticamente todo el mundo, por eso lo más probable es que si observamos a una persona bailando seguramente encontremos una sonrisa en su cara. Al suponer una distracción, ayuda a la mente a descentrarse de los problemas y preocupaciones que la inundan durante el día, facilitando que dejemos de pensar en clave negativa, y reduciendo así los estados de tensión y estrés, obteniendo sensaciones de bienestar.

También ayuda a canalizar la adrenalina e inducir la alegría, aumentando la vitalidad, la motivación y la ilusión por la vida, lo que convierte a las personas en más positivas.

Al mejorar el estado de ánimo de las personas que lo practican, diversos investigadores han querido estudiar sus efectos en trastornos del estado de ánimo, una de las investigaciones más concluyentes es un estudio realizado en Corea el año 2005 y publicado en la revista International Journal of Neuroscience donde se comprobó que la terapia de movimientos de baile en adolescentes con depresión leve, regulaba el estrés disminuyendo los niveles de dopamina y mejoraba el estado de ánimo aumentando los niveles de serotonina.

4. Mejora la autoestima y la seguridad en uno mismo.
Como comentábamos en el segundo punto de esta lista, bailar ayuda a establecer relaciones con otras personas, y está demostrado que mantener buenos lazos afectivos y la socializarse con personas contribuyen a aumentar la autoestima y las actitudes positivas hacia uno mismo y los demás. Asistir a clases de baile es un excelente método para vencer la timidez al ayudar a las personas a vencer su miedo “al ridículo” ya que por ejemplo una caída mientras bailas, es un fallo típico que todos los bailarines han tenido alguna vez y no es visto por ellos como un motivo por el que avergonzarse.

Otra de las formas en las que también ayuda a mejorar la seguridad en uno mismo, es que cada vez que se consigue el dominio de un nuevo paso de baile, la persona experimenta un aumento de la confianza al considerar este hecho como un logro, y cada logro que consigue refuerza positivamente el autoconcepto, trasladando la confianza en uno mismo a otros aspectos de la vida.

5. El baile aumenta la inteligencia y previene el envejecimiento cerebral.


Hace unos días elaboramos en Psicología y Mente una curiosa lista de trucos para aumentar la inteligencia. El baile de salón, como la mayoría de bailes estructurados, requiere memorizar los pasos y trabajar en pareja, para ello la persona ha de concentrarse y mantener su atención de forma sostenida, todo esto en conjunto, proporciona desafíos mentales que son clave para el mantenimiento de la agilidad mental y la salud cerebral.

Una de las finalidades de la inteligencia humana es la toma de decisiones, mientras se baila se han de tomar decisiones rápidas continuamente y en muchas ocasiones no sirve recurrir a un patrón de acción fijo preestablecido, como sucede cuando realizamos otras actividades físicas como correr, montar en bici o nadar. De esta manera, al estar bailando el cerebro ha de “reinventarse” continuamente y hacer uso de la plasticidad cerebral, lo que provoca que las neuronas estén muy activas.

“La danza es medicina a través del ritmo, espacio, energía, forma y tiempo, que reviste al cuerpo de substancias que curan las dolencias físicas y psicológicas.”

 

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